lunes, 30 de enero de 2017

Un año de ukelele

Hace ya varios años mis padres me regalaron una guitarra. Por entonces yo era una adolescente y soñaba con tocar las canciones que me pasaba todo el día escuchando. Así en seguida agarré el mástil cargada de motivación y me sumergí en un mar de acordes imposibles, tablaturas y rasgueos inimitables. ¿Sumergí? Más bien debería decir que me perdí. Todo era demasiado complicado y sentía que no lograba avanzar. Necesitaba cantar, pero me era imposible mantener el ritmo de la canción al mismo tiempo. Y así la ilusión y motivación iniciales se fueron diluyendo y con ello los momentos que pasaba intentando tocar la guitarra se espaciaron más y más hasta que segundo de Bachillerato arremetió con fuerza. Prácticamente lo dejé del todo y sólo tocaba cuando necesitaba alejar mi cabeza de la saturación de los estudios.

Hace un año estaba viviendo en Viena, la ciudad de la música por excelencia. Allí no tenía mi guitarra. Todas las mañanas, al volver de la universidad, pasaba frente a una tienda de instrumentos del mundo en cuyo escaparate se sucedían, mes tras mes, ukeleles de todos los colores imaginables. Puede ser que fuese verlos día tras día, puede que, a pesar de todo, echara de menos mi guitarra, puede que lo mejor para combatir los finales sean los principios, puede que Rebecca Sugar tuviera también gran parte de culpa; el caso es que el 30 de enero me decidí a entrar y allí, con mi alemán macarrónico adquirido a través de meses de necesidad, me hice con un ukelele que me ha acompañado hasta hoy en día.

Ya desde los primeros momentos supe que había sido una gran decisión y un año después puedo mirar hacia atrás y corroborarlo. A la semana de comprarlo ya estaba medio tocando canciones sencillas y a los diez días prácticamente podía cantarlas a la vez, pero eso no es lo más importante; toda la frustración inicial que pudiera tener con la guitarra había desaparecido y mi ukelele me regaló algo que yo necesitaba enormemente en ese momento: la sensación de estar avanzando otra vez, creciendo, la ilusión de aprender algo nuevo y pocas cosas me han llenado tanto en mi vida. En estos 366 días a penas ha habido uno que haya pasado sin tocar porque lo necesito, es una parte esencial de mi día y me ha regalado muy buenos recuerdos, para mí mi ukelele es como un rayo de sol.

Quería aprovechar esta fecha además para recomendaros una serie de recursos que yo he utilizado para aprender a tocar. Se trata principalmente de canales de YouTube en inglés, pero las explicaciones visuales son fáciles de seguir y, desde luego, mucho más divertidas.

The Ukelele Teacher

Si no me equivoco, es el canal de tutoriales para ukelele con más seguidores del mundo y no es de extrañar, pues sube vídeo todas las semanas enseñando a tocar las canciones que más suenan en ese momento, así como otras más clásicas. Aunque la voz al cantar no sea su fuerte, sus tutoriales son muy claros y generalmente sencillos; la primera canción que toqué fue gracias a él.


Cynthia Lin

Es profesora de música y de ukelele y eso se nota. Sus explicaciones son muy precisas y hace hincapié en lo que más importa. Tiene unos tutoriales para principiantes que son una maravilla, de lo mejor para empezar a rasguear esas cuatro cuerdas.

La Grive Musicienne

En francés, pero espero que sea lo suficientemente comprensible, ya que tiene muy buenos tutoriales para canciones que no he visto en ningún otro lugar, aunque eso sí, bastante más complicados. Pero, de verdad, merece la pena.


Y así la lista podría seguir y seguir con canales como Melissa y Eureka (buenos tutoriales, mejores covers), Ukulele Cheats, Mike Lynch o el recién descubierto Ukulele Zen (pocas veces he visto a alguien que transmita tanta alegría), pero la lista se eternizaría y no quedaría espacio para otra cosa que me gustaría mencionar: una advertencia. Cuando empiezas a tocar el ukelele te aficionas a ver vídeos de ello y un día descubres que llevas horas y horas enlazando una canción tras otra. Pero no hay problema, creo que es algo que funciona como un estupendo ejercicio de motivación. Así que termino con tres canales que pueden satisfacer esa necesidad.

Rawuke

Increíble. Nunca entenderé cómo puede hacer tantas cosas sólo con dos manos.



Dodie

Además de ser genial, tanto en su canal principal como el secundario sube covers y compone canciones que son preciosas, sencillas, dulces, pero muy potentes, como su voz.  


David Rees

¡En español! Además de subir covers, en mi opinión cada vez mejores, ha anunciado que dentro de poco empezará también a hacer tutoriales para ukelele en su canal secundario.


Concluyo con el consejo principal que puedo daros en todo esto: como suele decirse, lo más importante es practicar todos los días y la verdad es que a mí con el ukelele no me faltan las ganas (incluso me ha hecho recuperar las que tenía por la guitarra). Así que si estáis planteándoos haceros con uno, os animo totalmente a ello. Yo mientras seguiré intentando aprender cosas nuevas cada día y, ¿quién sabe?, quizás vuelva el año que viene para cantaros algo más.



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